ya acabó su novela

¿A cualquier precio?

Publicado: 2011-11-16

Foto: Laguna Perol - Cajamarca

Por: Claudia Delgado G.

El problema de la minería, formal e informal, siempre se encuentra latente en nuestro país. Los conflictos sociales, la violencia, los arreglos bajo la mesa, apresuradas declaraciones e, incluso, muy bien articuladas excusas son comunes cuando tocamos temas mineros.

El caso del proyecto Conga ubicado en Cajamarca no es distinto. No solo corre peligro la laguna Perol, bajo la cual se ubicará uno de los tajos de la mina, sino que -hasta ahora- las conversaciones no han llegado a buen puerto, aumentando la controversia en un tema de nunca acabar. ¿Inversion responsable o invertir solo para ver exorbitantes ganancias?

El presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Pedro Martínez afirmó que la inversión,  de 9mil 641 millones de dólares, se tambalea gracias a los mitos que se crean en torno al uso del agua por parte de la minería formal, la cual utilizaría el 2% del agua disponible en el territorio nacional. Para Martínez, estar en contra de proyectos como Conga solo muestra la desinformación de la gente.

Pero, ¿cuánto sabemos realmente sobre el tema? Los medios de comunicación publican información que, difícilmente, abarca algo más de la superficie del problema. Si bien es importante que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) , aparentemente aprobado desde el 2010, sea correctamente desarrollado y revisado, debemos abrir los ojos ante un vendaval de problemas que indican que, evidentemente, la inversión no es todo.

Esto es algo difícil de entender para Humberto Speziani, presidente de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), quien afirmó que Conga “es una prueba de fuego para el Gobierno”.  Nos topamos, entonces, con un gobierno que al poco tiempo de establecerse ya ha tenido fuertes sacudones. El tema minero podría terminar por tacharlo de endeble o intransigente.

Por ello, para Speziani es crucial saber “qué tipo de Estado vamos a tener a futuro”.  Evidentemente ve al proyecto Conga como un diamante en bruto que representa “inversión en el pueblo, son empleos, y esa creación de empleo va también a las industrias, las compañías de servicios, las compañías de seguridad y de transporte”. Con esta lógica, seguimos sin escarbar la tierra. Quizás porque la superficie resulta muy cómoda para tildar a algunos grupos de “apocalípticos y ambientalistas”, mientras que otros son “descorazonados y avaros”.

El ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera,  quizás en un afán por ponerle paños fríos a la situación, admitió que, si bien el proyecto es importante, al gobierno “le interesa la inversión, pero no a cualquier precio”. Veamos cuál es el precio que, finalmente, tendremos que pagar en este conflicto que parece no tener cuando acabar.


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